La detección de un caballo infectado con gusano barrenador en esta zona del Istmo encendió las alertas sanitarias, lo que motivó la rápida intervención de la Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (Sefader). S
egún informó Roberto Hernández Santiago, director de Fomento Pecuario, el caso fue atendido de inmediato: se extrajeron las larvas, se aplicaron tratamientos larvicidas y se inspeccionó minuciosamente la zona para descartar nuevos brotes.
Tras la revisión, las autoridades concluyeron que no existía evidencia de propagación, por lo que consideraron el caso como controlado. No obstante, se intensificaron las acciones de prevención con un operativo de vigilancia reforzado que contempla 16 puntos de verificación fijos y ocho itinerantes distribuidos en el estado, como parte de la estrategia para contener cualquier posible reaparición.
El gusano barrenador, erradicado en México desde 1991, es la larva de una mosca que se alimenta del tejido vivo de animales de sangre caliente, principalmente bovinos y equinos. Su aparición en 1960 en el país, proveniente de América Latina, representó una amenaza para la ganadería, razón por la cual su vigilancia continúa siendo prioritaria.
Hernández Santiago señaló que, a diferencia de entidades del norte del país que exportan directamente ganado a Estados Unidos y que han resentido el cierre temporal de fronteras por esta plaga, Oaxaca no ha tenido un impacto significativo en ese sentido, aunque sí mantiene un flujo de animales hacia regiones fronterizas. Cada semana, se movilizan más de 1,500 cabezas de ganado, especialmente desde el Istmo, la Cuenca y la Costa.
Actualmente, Oaxaca cuenta con una población ganadera de aproximadamente 1.8 millones de bovinos, de los cuales al menos 12 mil ya han sido revisados como parte de las acciones de monitoreo.