El tradicional Certamen Diosa Centéotl, concebido como la máxima expresión de la herencia agrícola oaxaqueña, sufrió un aplazamiento ante los estragos del huracán Erick en la Costa y el Istmo de Tehuantepec, en solidaridad con las comunidades afectadas, por lo que finalmente se realizó los pasados días 28 y 29 de junio del presente año.
Bajo el resguardo de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca, 39 mujeres provenientes de las ocho regiones del estado se reunieron en la Plaza de la Danza para participar en la elección de la Diosa Centéotl 2025, la guardiana del maíz y el espíritu de la Guelaguetza. El proceso de evaluación se dividió en dos etapas: el sábado, cada concursante presentó en un máximo de cuatro minutos temas como identidad cultural, prácticas comunitarias y patrimonio tangible e intangible de su municipio; el domingo, mediante sorteo, abordaron organización social, valores comunitarios y el uso de sus lenguas originarias, ante un jurado calificador integrado por especialistas en antropología, artesanía y agroindustria local.
Tras estas pruebas, el gobierno de Oaxaca anunció como ganadora a Patricia Casiano Zaragoza, originaria de Huautla de Jiménez, representante de la Sierra Mazateca quien recibió el cetro que fue elaborado en San Pedro Cajonos por artesanos locales, quienes tallaron en madera de copal las deidades del maíz, símbolo central de la fiesta. Patricia destacó por su sólido compromiso, prometiendo rescatar sus costumbres y lenguajes milenarios proyectando la riqueza gastronómica y artístico ritual de la Sierra Mazateca durante las Fiestas de Julio, Mes de la Guelaguetza.
La figura de la Diosa Centéotl hunde sus raíces en la época prehispánica como deidad del maíz tierno y símbolo de fertilidad; sus elecciones modernas datan de 1969, cuando por primera vez se convocó a mujeres para encarnar este espíritu en las fiestas del Cerro. Con la elección de Patricia suman 57 ediciones de esta tradición, que celebra la resistencia cultural, la identidad indígena y la riqueza agraria de Oaxaca, recordándonos el vínculo sagrado entre la tierra, el maíz y sus guardianas.