En apenas nueve años, de 2016 a 2024, las extorsiones denunciadas en Oaxaca pasaron de 53 a 132 casos al año, un crecimiento del 149 por ciento que se traduce en un promedio de uno cada dos días. No obstante, estos datos oficiales subestiman la magnitud real del fenómeno, pues la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2024 revela que solo el 9.6 por ciento de los delitos en Oaxaca son denunciados, frente al 10.4 % a nivel nacional. El miedo a represalias de criminales y funcionarios deja a las víctimas indefensas.
En lo que va de 2025, de enero a mayo, la Fiscalía General del Estado contabiliza 25 extorsiones, un promedio de cinco al mes, indicador preocupante que sugiere no solo un repunte de este ilícito, sino también el desánimo de las víctimas para acudir a la autoridad. El incremento a la diversificación de modalidades en extorsiones, han fortalecido acciones de grupos criminales que aprovechan la falta de confianza ciudadana para operar con impunidad.
La modalidad más frecuente es la telefónica y la cibernética, en las que los delincuentes aprovechan redes sociales y datos públicos para amenazar con falsos secuestros o filtración de información personal, seguido del "cobro de piso", generando un clima de temor que dificulta la denuncia.
Aun así, más del 80 por ciento de la población oaxaqueña desconfía de que su denuncia culmine en justicia y solo el 2.6 en porcentaje de las investigaciones por extorsión culmina en reparación del daño. El propio gobierno federal, a través de la titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Publica, ha reconocido que la extorsión ha crecido casi 26 por ciento, siendo el único delito que no ha logrado reducir su incidencia en el país.