Falta de educación sexual agrava contagios de VIH en Oaxaca

La campaña "Sin funda no hay rumba", ha sido una medida de prevención del VIH, sífilis y hepatitis C, impulsada por el estado de Oaxaca a través del Consejo Estatal para la Prevención y Control del Sida (Coesida), la cual busca promover el uso de condón y la realización de pruebas rápidas de detección de estas infecciones de transmisión sexual (ITS) en más de 30 museos y espacios culturales buscando hacer la prevención accesible y menos estigmatizada.

En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, Coesida expuso un panorama que refleja el desafío donde más de mil 300 personas viven con VIH en el estado, mientras que solo en 2025 se han registrado 419 nuevos contagios. En los últimos doce meses, 60 personas han fallecido por causas asociadas a la enfermedad. Estas cifras colocan a Oaxaca como la novena entidad con mayor número de casos acumulados a nivel nacional, lo que obliga a reforzar la atención y la detección temprana.

Entre los grupos más afectados continúan las mujeres casadas, en especial indígenas, que descubren su diagnóstico en fases avanzadas, desconociendo que sus parejas eran portadoras. A los retrasos en la detección se suman barreras de idioma o falta de información que dificultan su acceso a los servicios de salud; en varias comunidades ni los medicamentos ni el transporte para llegar a los centros especializados están al alcance de la población.

En zonas rurales, recibir un diagnóstico todavía significa enfrentar rechazo social, pérdida de empleo o expulsión comunitaria. Por ello, muchas personas optan por ocultar su condición, lo que incrementa la transmisión. La falta de educación sexual integral mantiene además la percepción del condón como un simple anticonceptivo, favoreciendo contagios entre adolescentes y jóvenes, quienes hoy representan el grupo más afectado.

Mientras tanto, más de 13 mil personas reciben tratamiento antirretroviral gratuito a través del Gobierno Federal, con un presupuesto estatal que se ha mantenido en cinco millones de pesos anuales durante cinco años, insuficiente para sostener acciones amplias de prevención. Aunque los Servicios de Salud de Oaxaca destacan que el tratamiento convierte al VIH en una enfermedad controlable, persisten interrupciones que continúan poniendo en riesgo a la población.