Con profundo dolor, la comunidad de Juchitán despidió este martes a la pequeña Noelia Deylan, de cuatro años, víctima de feminicidio, quien fue sepultada junto a su madre en el panteón municipal Domingo de Ramos.
Entre flores blancas, música de banda y lágrimas, familiares, amigos, maestras y vecinos acompañaron el cortejo fúnebre que recorrió las calles de la ciudad zapoteca, exigiendo justicia y un alto a la violencia que ha golpeado con fuerza al Istmo de Tehuantepec. "A las niñas y niños no se les asesina", gritaban entre el llanto y la indignación.
La tragedia inició el 10 de noviembre, cuando la madre de Noelia fue asesinada junto a otras dos personas en Juchitán. En medio del caos, la menor fue reportada como desaparecida, lo que dio paso a una intensa búsqueda que terminó con el hallazgo de su cuerpo sin vida días después.
La Fiscalía del Estado confirmó que tres personas fueron detenidas por su presunta participación en el crimen, mientras continúan las investigaciones para dar con todos los responsables. Este caso ha generado una profunda consternación y enojo social, convirtiéndose en símbolo de la violencia que persiste contra las mujeres y la niñez en Oaxaca.
Durante el sepelio, los asistentes exigieron mayor seguridad y acciones firmes para proteger a las familias istmeñas. Vecinos y colectivos feministas recordaron a Noelia como una niña alegre que, junto a su madre, participaba en actividades comunitarias. En redes sociales, su imagen ha sido compartida por cientos de personas que reclaman justicia y piden que su muerte no quede impune.
Autoridades federales han reforzado la presencia de fuerzas de seguridad en la región con la Operación Sable, buscando restablecer la paz en un territorio que desde hace meses enfrenta una ola de violencia. Como homenaje, artistas locales y estudiantes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca pintaron un mural en la Casa de la Cultura de Juchitán con el nombre y rostro de Noelia. Con colores vivos, fotografías y mensajes de esperanza, el mural busca recordar su vida y visibilizar la necesidad de proteger a la niñez.
"Este trabajo es una forma de alzar la voz contra la violencia y de mantener viva la memoria de quienes ya no están", expresó el coordinador del proyecto, Israel Regalado. El arte se ha convertido así en un acto de resistencia y amor en una comunidad que clama justicia y paz.