En la capital de Oaxaca, los asaltos a peatones y comercios del Centro Histórico se multiplican y refuerzan la sensación de vulnerabilidad. En días recientes, empleados de la empresa Aceros Monte Albán fueron despojados de 1.5 millones de pesos en efectivo en pleno centro. Apenas 20 días antes, un grupo armado asaltó a un ciudadano que acababa de retirar 60 mil pesos de una sucursal bancaria y despojó de su arma a una policía auxiliar que intentó intervenir.
Estos hechos, cada vez más frecuentes, remarcan la alarma por los asaltos en calles que se suponen seguras para el comercio y el turismo. Las partes más afectadas se concentran en la Zona Metropolitana, donde la movilidad y el flujo de personas facilitan ataques rápidos.
Frente a esto, las autoridades han impulsado operativos del Mando de Coordinación de Seguridad Metropolitana, con participación de Policía Estatal, Policía Turística y apoyo del C4; la Fiscalía reportó reducciones puntuales en delitos como cristalazos y robo a transeúntes en áreas intervenidas pero esas mejoras coexisten con la percepción de que son temporales. De acuerdo al informe general correspondiente al mes de septiembre de 2025, hubo 47 víctimas de robo a casa habitación, 22 víctimas de robo a transeúnte, 62 víctimas en robo a negocio y en robo de vehículo, 164 víctimas.
Los atracos a cuentahabientes y empresas no son nuevos, pero su precisión y frecuencia en zonas céntricas deja ver una preocupante vulnerabilidad operativa. La facilidad con la que los atacantes ejecutan los atracos, sin obstáculos, y en una zona ampliamente transitada y monitoreada, cuestiona la efectividad real del C4 y los tiempos de respuesta de los cuerpos de seguridad.
Aunque la Secretaría de Seguridad Nacional ha ubicado a Oaxaca en la posición 22 de incidencia delictiva con el 1.41% al mes de septiembre; relativamente favorable en tasas delictivas comparadas con otras entidades, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana sigue mostrando altos niveles de percepción de inseguridad, especialmente entre mujeres, además de señalar cajeros y transporte como puntos de riesgo. La percepción y la estadística, por tanto, no siempre coinciden.