La Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) cumplió su llamado al paro de 48 horas, dejando sin clases a miles de estudiantes en todo el país. Desde temprana hora, las tomas de calles, casetas y oficinas públicas marcaron el inicio de una jornada de protestas en exigencia de respuestas concretas a las demandas históricas del magisterio, ante lo que califican como "mesas dilatorias" del gobierno federal.
Con cerca del 80% de las acciones en Oaxaca, los contingentes se movilizaron en la Cuenca del Papaloapan, la Costa y el Istmo; el 20% restante se ubicó en Ciudad de México, con réplicas en al menos 20 estados como Aguascalientes, Chiapas, Guerrero, Veracruz y Zacatecas. El brigadeo nacional incluyó bloqueos estratégicos, tomas de casetas y de empresas transnacionales, con la amenaza de ampliar la suspensión hasta 72 horas.
La tensión aumentó en la capital del país cuando maestros intentaron derribar las vallas colocadas alrededor del Palacio Nacional, donde la presidenta Claudia Sheinbaum realiza sus conferencias matutinas, buscando forzar un diálogo directo, derivó en enfrentamientos con la policía capitalina, que respondió con gases lacrimógenos. Tras los choques, los inconformes marcharon hacia la Cámara de Diputados, donde instalaron un plantón por 48 horas.
El gobierno calificó las protestas de injustificadas y cuestionó que persistan bloqueos que alteran la tranquilidad ciudadana, argumentando que la Sección 22 recibió más de cinco mil millones de pesos en beneficios directos en gobiernos de López Obrador y Sheinbaum, incluido un aumento salarial del 10% en mayo pasado y la congelación de la edad mínima de jubilación. Aun así, el magisterio mantiene su bloqueo y exige la continuidad de la mesa tripartita y rechaza el Presupuesto Federal 2026.
Mientras tanto, el paro afecta a Oaxaca, entre las tres entidades con menor desempeño en lectura y matemáticas según la SEP; la Sección 22 acumuló al menos 22 días de suspensión en el ciclo 2024-2025, cerca del 11.5% de los 190 días del calendario oficial.
Aunque parte de la población respalda las exigencias docentes, otros sectores lamentan las afectaciones en la educación, la economía y la movilidad, en un conflicto que nuevamente paraliza a Oaxaca.