El 18 de noviembre de 2025, el gobernador Salomón Jara Cruz y el Sistema DIF Estatal pusieron en marcha Puentes de Amor, Familias de Acogida, una estrategia orientada a brindar a niñas, niños y adolescentes un entorno seguro cuando su familia de origen no puede garantizarlo. En el acto inaugural se certificaron las primeras tres familias que comenzarán a recibir a menores en situación de vulnerabilidad, dando inicio a un modelo que prioriza el acompañamiento familiar sobre la institucionalización prolongada.
La iniciativa se fundamenta en la guía del Programa Nacional de Familias de Acogida, que establece que el acogimiento debe ser temporal, con una modalidad de urgencia de hasta seis meses y otras que continúan hasta lograr la reintegración familiar o definir una alternativa permanente.
Para garantizar la idoneidad de los hogares, el proceso de selección seguirá lineamientos nacionales que incluyen evaluación sociofamiliar, estudio domiciliario, entrevistas psicológicas y legales, y cursos obligatorios en cuidado, crianza positiva y manejo de traumas, antes de la certificación formal. Una vez inscritas, las familias reciben acompañamiento profesional y visitas periódicas del equipo técnico para asegurar el bienestar de las y los menores. Estos estándares han sido adoptados en Oaxaca con el apoyo de Buckner México y diversas organizaciones civiles.
Cientos de niñas, niños y adolescentes permanecen actualmente en centros de asistencia social y casas hogar, reflejo de una alta demanda de soluciones basadas en el cuidado familiar. El Censo de Población y Vivienda 2020 registró 215 alojamientos dedicados a la asistencia social en Oaxaca, de los cuales 132 (61.39%) son casas hogar, albergues o refugios; además, el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE), emitido por el INEGI reporta 89 casas hogar activas en la entidad.
Tan solo en 2025, el DIF estatal ha rescatado a unos 49 menores, víctimas de abandono y violencia física, casos que han aumentado en los últimos dos años junto con el incremento del 45% en la tasa de divorcios entre 2023 y 2025, un escenario que marca la urgencia de ofrecer entornos familiares seguros.