Oaxaca, penúltimo en progreso social pese a una década de estancamiento

En la séptima edición del Índice de Progreso Social 2024 publicado en noviembre de este año, la organización México, ¿Cómo Vamos? señala que Oaxaca sigue siendo uno de los estados con mayor rezago en términos de progreso social, ocupando el penúltimo lugar entre los 32 estados de México.

Este índice mide el bienestar social con 48 indicadores sociales y ambientales, y no depende directamente del crecimiento económico. Incluye tres grandes dimensiones: Necesidades Humanas Básicas, Fundamentos del Bienestar y Oportunidades.

Desde 2015 hasta 2024, Oaxaca ha mejorado su puntaje general, pero su clasificación no ha cambiado, permaneciendo prácticamente estancado en los últimos 10 años, apenas por arriba de Chiapas y Guerrero. En términos comparativos, mientras estados como Ciudad de México, Aguascalientes, Querétaro o Nuevo León mantienen puntajes altos y han logrado avances moderados, los estados del sureste continúan rezagados, con brechas persistentes en condiciones de vida.

El concepto de progreso social va más allá del ingreso: se refiere a la capacidad de una sociedad para satisfacer necesidades humanas básicas, establecer condiciones para el bienestar y asegurar oportunidades para que las personas desarrollen su potencial, y se evalúa con indicadores sobre salud, educación, seguridad, inclusión y calidad de vida. Oaxaca, a pesar de su riqueza cultural y natural, sigue enfrentando enormes desafíos en cuanto a estos factores.

En cuanto al progreso social a nivel municipal, los datos revelan que las zonas urbanas como Oaxaca de Juárez han mostrado un crecimiento en términos de infraestructura y servicios, pero las comunidades más remotas de los Valles Centrales, la Mixteca, y la Sierra Sur siguen rezagadas, con un acceso limitado a servicios básicos y oportunidades de desarrollo; generando una creciente polarización en el bienestar de los habitantes

La persistencia de bajos puntajes en Oaxaca refleja desigualdades que no se han resuelto con el ritmo de crecimiento económico o las políticas públicas actuales, mostrando una situación de estancamiento que ha perdurado durante la última década, con pocos avances significativos.