Este miércoles 15 de mayo, la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) llevó a cabo un paro nacional con concentración en el Zócalo de la Ciudad de México. Esta acción forma parte de una jornada de protesta en la que el magisterio desde hace años mantiene una lucha constante, reiterando sus demandas al gobierno federal. Sin embargo, ante estas movilizaciones, surge una interrogante importante: ¿cuál es el impacto de estas acciones en la comunidad estudiantil y en las familias?
En el puerto de Salina Cruz, Oaxaca, la ciudadanía da su opinión sobre las protestas docentes llevadas a cabo este día. Si bien, reconocen el esfuerzo de la lucha por mejores condiciones laborales y por la abrogación de leyes que les afectan, también manifiestan su preocupación por las consecuencias que estas acciones tienen en la educación y en la economía local; como los comerciantes que dependen del movimiento estudiantil, también sufren pérdidas.
Señalan que los estudiantes son los más afectados, ya que, al suspenderse las clases, se interrumpe su proceso de aprendizaje y formación.
Esta situación, genera rezagos importantes en su educación, lo que conlleva a que el estado tenga una importante deficiencia en la aplicación de docencia para la sociedad.
Los movimientos de la CNTE dejan sin clases a más de 800 mil alumnos de nivel básico en casi 10 mil planteles públicos del estado de Oaxaca, lo que reaviva el debate sobre el equilibrio entre la lucha sindical y el derecho a la educación.