El pasado 26 de junio, la Presidencia de la República anunció la aprobación de 15 nuevos Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar (PODECOBI) como parte del ambicioso Plan México, con incentivos fiscales destinados a sectores como la agroindustria, la electromovilidad y la automotriz. Las entidades seleccionadas fueron Campeche, Chihuahua, Durango, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Sonora.
Los Polos de Bienestar son regiones estratégicas impulsadas por el gobierno mexicano para fomentar la inversión, el desarrollo económico y la generación de empleos en zonas específicas del país para atraer inversiones nacionales y extranjeras. La presidenta Claudia Sheinbaum ha presentado esta iniciativa como una forma de reducir desigualdades, pero sin considerar ninguna entidad del sur-sureste, incluida Oaxaca, a pesar de los compromisos de continuidad para la región.
Oaxaca fue pionera en la estrategia de polos durante la administración de Andrés Manuel López Obrador detonando el desarrollo económico y social en la región del Istmo de Tehuantepec a través de seis polígonos bajo la coordinación del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) y la Secretaría de Marina.
En esa etapa, Oaxaca recibió inversiones, asesoría técnica y procesos de licitación activos. convirtió al estado en uno de los primeros polos operativos, facilitando el primer cruce de mercancías de Corea del Sur hacia la costa este de Estados Unidos.
De acuerdo con el Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación y los Lineamientos de la Secretaría de Economía, los polos debían cumplir varios criterios desde macro-localización, conectividad vial y ferroviaria, contar con al menos 50 mil habitantes y un dictamen favorable del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas sobre consulta indígena, sin embargo, en esta primera etapa el estado no cumplió con los nuevos estatutos
Esta omisión alimenta el sentimiento de marginación en el sur-sureste, por un lado, se percibe como un incumplimiento del compromiso presidencial de continuar con los proyectos iniciados y se suma la percepción de marginación en infraestructura básica para Oaxaca. En la práctica, esto podría frenar la llegada de empresas que ya empezaban a instalarse en Salina Cruz, Ixtaltepec o Matías Romero donde se proyectan parques agroindustriales, energéticos e incluso de hidrógeno verde con una inversiones en varios millones USD.