Xandú, Día de muertos de los zapotecas de Juchitán, Oaxaca
El Xandú es una de las tradiciones ancestrales más arraigadas en la cultura zapoteca y se trata de una fecha de gran valor para los habitantes de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, por lo que se preparan las ofrendas para recibir a los muertos, ya que según la tradición es en los dos últimos días del mes de octubre cuando se les permite llegar a visitar a los vivos en el lugar donde habitaron, donde se les recibe con flores, frutas, abundante comida y bebida.
Esta celebración se realizaba al finalizar el calendario religioso de los zapotecas que se llamaba Biguie', pero con el sincretismo que se dio ante la llegada de la iglesia católica, a esta ceremonia se le ha conocido como Xandú, que en castellano quiere decir Santo.
"Esta es una reminiscencia de lo que eran las ofrendas que hacían al enterrar a los muertos con ofrendas, enterraban incluso con un perro para que los guiara en el camino y además cada año volvían a hacer la ceremonia durante 4, esa es la tradición indígena que se sigue aquí en Juchitán", el el profesor Tomás Chiñas Santiago, cronista independiente de la ciudad.
El Biyé se realiza con un armado de madera con figuras geométricas que se conoce como "Bedxe" o tigre, que se coloca en el centro de la casa, en la parte alta, y es adorna con flores de cempasúchil, gordoncillo, y cresta de gallo, que se acompañan con piezas de pan y frutas de la temporada, además se adorna con matas de plátano, y en el piso se extiende un petate donde se colocan, algunos platillos típicos como los tamales y bebidas.
"Los presupuestos van de acuerdo al trabajo que se vaya a realizar, como en este caso, es alrededor de unos 15 mil pesos, pero hay gente que lo hace más grande, entonces ya el presupuesto también sube sobre todo porque el precio de las frutas en esta temporada crece", señaló Héctor Guerra, habitante de esta ciudad.
También existe otra forma de ofrenda, con el uso de escalones forrados con sábanas blancas y se adornan con papel picado, y de igual manera se colocan todos los alimentos y bebidas que se le quiere dar a los muertos durante su visita.
"Es una fecha sagrada para los zapotecas, para los Juchitecos, por eso a pesar de todas las condiciones adversas la gente está cumpliendo con su compromiso de rendirle culto a sus muertos en estos días, a pesar de la pandemia, a pesar de muchas situaciones adversas", dijo el el profesor Tomás Chiñas Santiago.
Para la elaboración de la ofrenda participa la comunidad, es decir, los familiares del difunto, sus amigos y vecinos, quienes, desde los primeros rayos del sol del día de la celebración, acuden al domicilio para hacer todo el proceso, mientras los hombres comienzan con el armado, las mujeres preparan los tamales. Así se vive año con año esta tradición, que a pesar de las adversidades se resiste a morir.