Pemex presentó su nuevo Plan Estratégico para 2025-2035, en el que busca aumentar la producción de gas natural explorando y explotando yacimientos con "geología compleja"
Detrás de ese término técnico, señalan organizaciones ambientalistas, está la intención de volver a usar el fracking, una técnica de fractura hidráulica prohibida en México y criticada por sus graves daños al medio ambiente.
La Alianza Mexicana contra el Fracking señala que el plan oculta esta realidad bajo un discurso engañoso de "sustentabilidad energética", pero su verdadera intención es alimentar un modelo basado en combustibles fósiles que contraviene los compromisos por la transición hacia energías limpias.
A pesar de que la dirección de Pemex, encabezada por Víctor Rodríguez Padilla, ha negado públicamente que se contemple el fracking en su estrategia, argumentando que se trata de explotación en yacimientos convencionales más difíciles, la evidencia apunta a una apuesta clara por reactivar la fractura hidráulica para incrementar la producción gasífera nacional, con el objetivo de alcanzar 5 mil millones de pies cúbicos diarios para reducir la alta dependencia energética del gas importado, especialmente de Estados Unidos.
Este giro marca un cambio respecto a la administración anterior que había impulsado la prohibición de esta técnica en la Constitución para proteger el medio ambiente y la salud pública
Las organizaciones alertan que el fracking libera contaminantes peligrosos como metales pesados, hidrocarburos tóxicos y partículas finas, que afectan gravemente la salud humana, provocando enfermedades crónicas, malformaciones congénitas y daños neurológicos, además de contaminar suelos y cuerpos de agua, y aumentar las emisiones de metano, muy dañino para el calentamiento global.
También critican que el plan ignora los derechos de las comunidades afectadas, omitiendo mecanismos para su información y participación, así como el impacto acumulado de la industria petroquímica en el país.
Desde hace más de dos décadas, las reservas convencionales de gas y petróleo en México están en descenso, y el gobierno busca cubrir la demanda con técnicas que representan un riesgo ambiental y social enorme, señalan.
La Alianza enfatiza que el gas fósil no es un combustible de paso hacia las energías limpias, sino una estrategia que perpetúa el extractivismo, traicionando tanto los compromisos ambientales internacionales como las promesas hechas durante campañas políticas.
Reclaman transparencia y responsabilidad gubernamental para cumplir con las metas medioambientales y respetar los derechos humanos