Crisis: económica, sanitaria e inseguridad generó +30% de estrés

Entre la quinta ola de casos Covid-19 que se ha reconocido así a nivel nacional, mientras que en Puebla también ha sido significativo el incremento de casos positivos al virus; la crisis económica y el aumento en la incidencia delictiva, en Tehuacán, las familias viven cada vez más sometidas a niveles de estrés, que para el primer semestre del año el repunte es del 30 por ciento, comparado los 6 primeros meses de 2021.

Cuando los niveles de inseguridad en una sociedad aumentan, el sentimiento de enojo y la frustración lo hacen casi a niveles proporcionales, esos factores son algunos de los causales de intentos de linchamiento, generalmente ante hechos de robo y/o asaltos. En contraste, cuando los "hechos de sangre", van al alza crece el miedo y el estrés colectivo, se manifiesta en casos de Trastorno Límite de la Personalidad, indicó Carlos López Méndez, presidente del Colectivo de asistencia psicológica y para la salud mental "Efecto Mariposa".

Todo ello deriva en una alteración del comportamiento social e incluso económico, puesto que "la gente deja de salir, prefiere sacrificar actividades recreativas, de ocio y aumenta su impulsividad, la alteración es mayor si los hechos de sangre son por olas, porque se genera una sensación colectiva de incertidumbre".

Añadió que en sociedades con problemas de esta índole, es común que muchos negocios modifiquen sus horarios de operación, el capital de inversión extranjero o externo al municipio no llegue, y las grandes empresas comienzan a emigrar, lo que a su vez repercute en el porcentaje de desempleo.

Ahora bien, el aumento en el nivel de estrés social, también repercute en el ámbito familiar, pues los episodios de agresiones, en un primer momento, verbales y psicológicas, que se traduce en casos de violencia familiar, "haciendo más vulnerables a los ya de por sí susceptibles a ser violentados: niños, mujeres y adultos mayores", comentó.

Frente a dicho escenario, consideró que las autoridades locales actuales no solo tienen en su agenda como prioridad aumentar las estrategias de seguridad preventiva, sino también la salud emocional de sus gobernados, puesto que las pláticas y cursos eventuales, no encaminados o como parte de una política pública integral "no están dando resultados", finalizó.