La tensión política en este municipio continúa en aumento. La alcaldesa Anabel Guerrero contempla la posibilidad de interponer una denuncia formal por violencia política en razón de género, en medio de la creciente inconformidad ciudadana y de las movilizaciones que exigen su destitución.
En los últimos días, habitantes de Xalisco han mantenido tomadas las instalaciones de la presidencia municipal como medida de presión para exigir la salida de la edil. La protesta escaló con la entrega de firmas ante el Congreso del Estado, lo que activó el proceso de revisión para una eventual revocación de mandato.
Fuentes cercanas a la administración local confirmaron que Guerrero analiza recurrir a instancias estatales y federales, al considerar que las manifestaciones y exigencias en su contra han rebasado el ámbito de la crítica ciudadana para convertirse en prácticas que afectan su integridad política y personal.
El presidente del Congreso de Nayarit, Salvador Castañeda, informó que la solicitud de revocación será revisada conforme a la ley y que, en caso de proceder, se dará cauce al proceso legal correspondiente. No obstante, subrayó que la tensión social obliga a privilegiar el diálogo para evitar que el conflicto escale.
Organizaciones civiles han señalado que este caso podría marcar un precedente en el estado, ya que se entrecruzan dos escenarios: por un lado, el derecho ciudadano a exigir rendición de cuentas y, por otro, la obligación de garantizar que no se incurra en violencia política de género contra una autoridad electa.
Hasta el momento, la alcaldesa no ha emitido un posicionamiento público oficial, pero el ambiente en Xalisco refleja un clima de incertidumbre política que podría definir el futuro inmediato de la administración municipal.