La fe no se detiene: miles peregrinan a Barranca del Pichón

La celebración de la Virgen de Guadalupe ?o Tonantzin, como es conocida en los pueblos originarios? continúa siendo una de las tradiciones más arraigadas en Nayarit. Su fervor rebasa generaciones, ideologías y creencias, y cada 12 de diciembre miles de personas reafirman su devoción recorriendo caminos, brechas y carreteras para llegar hasta la Barranca del Pichón, en Tepic.

Pablo Buen Rostro, peregrino originario de San Blas, explica que la motivación principal es cumplir con los favores recibidos a lo largo del año. "Es la devoción y venir a agradecer por todo lo que nos ha concedido", señala mientras recuerda que su caminata inició en el poblado de Navarrete. "Salimos a las cinco de la mañana; son cinco, seis horas o más de camino", relata.

El rector del Santuario Guadalupano del Pichón, Víctor Flores, hace un llamado a quienes emprenden esta travesía a extremar precauciones. "Venirse con cuidado, evitar cualquier distractor que pueda representar un riesgo para ellos o para los demás", expresó ante el incremento de fieles que cada año se congrega en el lugar. Tan solo el 12 de diciembre, la barranca recibe más de 150 mil visitantes, aunque cada día 12 del mes se registran peregrinaciones, en menor cantidad pero con el mismo fervor.

El santuario comenzó a construirse entre 1940 y 1943, aunque la devoción a la Virgen de Guadalupe en este sitio es aún más antigua. "Antes existía una pequeña ermita, una choza en el cerro de Cristo Rey, donde inició esta tradición", recuerda Flores. Y pese a los riesgos del camino ?como el trágico accidente de 2004, cuando un tráiler sin frenos provocó la muerte de 10 peregrinos y múltiples daños materiales? la fe sigue moviendo a miles. Para ellos, no hay cansancio ni peligro que se compare con la fuerza de una promesa cumplida.