La pobreza continúa siendo uno de los principales desafíos en México. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al cierre de 2024, el 29.6% de la población nacional ?equivalente a 38.5 millones de personas? vivía en situación de pobreza, mientras que un 5.3% enfrentaba condiciones de pobreza extrema y las condiciones no han mejorado.
En las 32 entidades federativas persisten carencias significativas, particularmente en el acceso a servicios de salud y seguridad social, que afectan a 44.5 y 48.2 millones de personas, respectivamente. Sin embargo, existe un tipo de pobreza que no sólo no ha podido resolverse, sino que incluso ha mostrado un crecimiento constante.
Cifras clave de 2024:
"Nosotros estamos alrededor de las 11 mil personas atendiendo, la pobreza alimentaria que tiene el estado de Nayarit, en el último censo de la secretaría de BIENESTAR y Economía federal está sobre las 400 mil personas, la pobreza extrema está en 81 mil personas". -Claudia Ridríguez Llamas, presidente del patronato del Banco de Alimentos en Nayarit.
La pobreza no se acorta, al contrario, a pesar de los programas sociales implementados en los últimos años, las cifras reflejan que en las 32 entidades federativas persisten carencias que limitan el bienestar de millones de ciudadanos. Entre las más notorias se encuentran el acceso a servicios de salud, que afecta a 44.5 millones de personas, y la falta de seguridad social, que alcanza a 48.2 millones.
28.2% de los hogares mexicanos experimentan algún grado de inseguridad alimentaria moderada o severa y de estos, los hogares con más bajos niveles de bienestar son los localizados en áreas rurales o indígenas.
"Nuestro padrón de casi 11 mil personas tenemos un 60% que va directamente a la pobreza extrem, las demás personas están en situación de vulnerabilidad con diferentes tipos de carencias sociales". -Claudia Ridríguez Llamas, presidente del patronato del Banco de Alimentos en Nayarit.
La carencia alimentaria, además, genera un efecto dominó en otros ámbitos, como la educación. El rezago académico y la deserción escolar se incrementan cuando los estudiantes enfrentan hambre, pues, como señalan especialistas, "es imposible aprender cuando no se tiene qué comer"