En tiempos donde es común ver a niños cada vez más pequeños pegados a una tableta o celular para ver videos o jugar videojuegos, un grupo de menores en Xalisco, Nayarit, está marcando la diferencia: usan la tecnología para aprender sobre ciencia, robótica y arqueología demostrando que el interés por el conocimiento también puede despertar desde edades tempranas.
"Nosotros somos una escuela becada por FIRST LEGOLI, y estamos muy orgullosas de nuestros alumnos, porque estamos participando en una competencia de robótica en la que los alumnos mediante una temática en específico pueden desarrollar su creatividad y proponer ideas innovadoras mediante la robótica". - Karla Velázquez, maestra de primaria José Santos Godínez en Xalisco, Nayarit.
Mientras que en gran parte del país persiste un rezago educativo preocupante, especialmente en materias como español y matemáticas, estos niños están desafiando las estadísticas. En muchos casos la enseñanza de ciencia y tecnología, suele quedar relegada.
"Es una beca proporcionada por LEGO y hay algunas escuelas, en nuestro caso somos privilegiados porque tenemos la beca 100% y que nos permite trabajar con la robótica, y de una manera que los niños puedan aprender siempre". - Karla Velázquez, maestra de primaria José Santos Godínez en Xalisco, Nayarit. .
Según datos del INEGI, en 2022 más de 25.1 millones de personas presentaban algún tipo de rezago educativo, lo que equivale al 19.4% de la población. Para 2024, la situación se agravó: cerca de 900 mil alumnos abandonaron sus estudios en el ciclo escolar 2024?2025, y 8.2 millones de jóvenes registraron rezago entre 2016 y 2024.
Solo el 60% de los jóvenes entre 15 y 19 años participa en algún programa educativo, y cerca del 60% de los niños mexicanos no puede resolver operaciones matemáticas básicas.
"Incluso hemos investigado algunos temas, los niños están preocupados por ver qué sucede con la arqueología del estado, porque hay lugares que todavía no han sido explorados". - Karla Velázquez, maestra de primaria José Santos Godínez en Xalisco, Nayarit.
Sin embargo, los pequeños de Xalisco son prueba de que otra realidad es posible. Su ejemplo no solo inspira, sino que también plantea una pregunta urgente: ¿qué pasaría si más niños en México tuvieran acceso a herramientas y espacios que despierten su curiosidad científica?