Restaurantes y pescaderías sustituyen pescado por variedades más baratas
Pescaderías y restaurantes engañan a sus clientes que piden pescado, según un estudio realizado por OCEANA, una institución dedicada a la conservación de los océanos.
La organización, estudió 174 muestras genéticas de 10 especies comercializadas en restaurantes y pescaderías de 4 ciudades, (Tijuana, Ensenada, Guadalajara y Mérida) y encontró que el 44% de las veces lo entregado no corresponde a la especie de pescado que se solicitó, sino que se trata generalmente de una especie de menor precio y calidad. En las pescaderías el 49% de las muestras no corresponden a la especie de pescado vendida y en los restaurantes el 38% de las veces el comensal recibió otra variedad.
De las ciudades estudiadas Guadalajara presentó el mayor porcentaje de sustitución, con el 48%, seguido de Ensenada con el 47% y Mérida con el 36%.
Por especie, el marlin es el pez que se sustituye con mayor frecuencia, del total de muestras, todas resultaron ser atún. El huachinango se sustituyó un 88% la curvina el 53%, el lenguado un 46% y el mero un 45%.
La sustitución de especies daña el bolsillo de las familias, por ejemplo: El robalo por el que se paga 490 pesos por kilo, y el huachinango que se vende en 412 pesos, son sustituidos por Tilapia que cuesta 68 pesos por kilo. Así mismo la Cabrilla que cuesta 495 pesos por kilo y el pescado Mero que cuesta 295 pesos por kilos, se sustituyen por pescado basa que cuesta 80 pesos el kilo, o sea que el consumidor termina pagando precios elevados por un producto de baja calidad.
Además esta sustitución puede dañar la salud por no saber exactamente qué especie se está consumiendo y daña a los y las pescadoras al no haber una regulación que permita explotar adecuadamente cada una de las especies y zonas del litoral mexicano, generando un desequilibrio ambiental
OCEANA establece que el problema está en la falta de regulación y una norma de trazabilidad que garantice que el pescado que se extrae del mar no se empaquete o distribuya con otro nombre.
OCEANA establece que el problema está en la falta de regulación y una norma de trazabilidad que garantice que el pescado que se extrae del mar no se empaquete o distribuya con otro nombre.