Lo que comenzó como un viaje en busca de mejores oportunidades laborales, terminó siendo un calvario para la familia Gómez Orozco. En marzo de 2023, Pablo Joaquín Gómez Orozco, originario de Tepic, Nayarit, viajó a Jalisco por una oferta de trabajo, pero nunca regresó a casa. Más de dos años después de su desaparición, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses notificó a su madre, Alejandrina Orozco, que el cuerpo de su hijo se encontraba en el SEMEFO de Lagos de Moreno desde abril de 2023.
A pesar de la confirmación de las autoridades, cuando Alejandrina acudió al SEMEFO de Lagos de Moreno para recibir el cuerpo de su hijo, le informaron que el cuerpo no se encontraba allí, sino en Guadalajara. Ante esta situación, las autoridades le negaron la entrega, lo que generó una creciente indignación y frustración en la madre. La señora Orozco, desesperada, ha denunciado públicamente las irregularidades y negligencias de las autoridades jaliscienses, quienes no han entregado el cuerpo de Pablo a su familia, pese a que estaba identificado desde marzo de 2023.
La Red Nacional de Búsqueda de Personas y La Unión se han pronunciado en contra de la falta de respuesta de las autoridades y las deficiencias en el proceso forense en el estado. A través de sus redes sociales, ambas organizaciones han destacado que Pablo ha estado identificado durante meses, pero aún no ha sido entregado a su madre, lo que refleja la grave crisis forense que enfrenta México. Estas irregularidades no son un caso aislado, sino una de las tantas situaciones que afectan a miles de familias en el país que siguen esperando respuestas y justicia.
El caso de Pablo Gómez Orozco es solo uno de los muchos ejemplos de las fallas en la gestión de los cuerpos y la identificación de personas desaparecidas en México. Las autoridades jaliscienses siguen sin dar una explicación clara sobre las causas de la demora en la entrega del cuerpo, mientras que la familia de Pablo sigue esperando poder darle un cierre digno a este trágico capítulo de su vida.