Violencia domestica, ¿qué sigue?

Salir de una situación de violencia doméstica representa un paso valiente e importante para recuperar la dignidad, la seguridad y la libertad personal. Sin embargo, ese momento no marca el final del camino, sino el inicio de un proceso profundo de sanación, reconstrucción.

Muchas mujeres no dejan una relación de violencia doméstica por miedo a represalias, dependencia económica, falta de apoyo o baja autoestima. El agresor suele ejercer control emocional y aislarlas, lo que dificulta que puedan tomar decisiones por sí mismas.

 "Muchas personas no dejan el círculo vicioso de la violencia por situaciones económicas no cuentan con el capital suficiente de decir me voy yo a mi propia casa, entonces la recuperación la empezamos a contar desde el punto en el que se busca la individualidad económica, ya cuando son autosuficientes pueden empezar a vivir una vida aparte" Fabiola Ocampo, psicóloga 

Después de una denuncia por violencia doméstica, se aplican medidas de protección a favor de la víctima. Estas pueden incluir:

• El retiro del agresor del domicilio,
• La prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima
• y la suspensión del derecho a portar armas.

"Violencia fisica, porque esa es la violencia que conocemos, no identificamos como violencia hasta que no hay un golpe o una herida o puede escalar a más" Fabiola Ocampo, psicóloga 

Después de salir de una relación abusiva, la mujer enfrenta una realidad difícil: debe reconstruir su vida, encontrar seguridad, estabilidad económica y apoyo emocional. Las secuelas como el miedo, la ansiedad y la baja autoestima requieren atención psicológica y un entorno de contención para su recuperación.

"Existe el arrepentimiento porque salir de un lugar por más que sea catastrófico con violencia y todo esto, pues es complicado, siempre iniciar será complicado"  Fabiola Ocampo, psicóloga 

Salir de la violencia doméstica es un acto de resistencia y esperanza. Lo que sigue después es un proceso que demanda tiempo, acompañamiento y políticas públicas que pongan a la persona en el centro. Porque sanar es posible, y construir una vida libre de violencia también.