En México, según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad, más de 10 millones de personas en edad de trabajar y con potencial para hacerlo no están ocupadas ni contribuyen al desarrollo económico del país.
Este grupo se compone de 2 millones de personas desocupadas, 2.6 millones que no participan en la economía debido a limitaciones contextuales y 5.8 millones que, aunque disponibles para trabajar, no lo hacen por falta de incentivos.
La mayoría de la población no económicamente activa está formada por mujeres que dedican su tiempo a labores domésticas y perciben pocas posibilidades de encontrar empleo.
Además, el 30% de esta población disponible cuenta al menos con estudios de preparatoria concluidos, lo que sugiere que el nivel educativo puede influir en la percepción de escasas oportunidades laborales.