Prácticos, rápidos, baratos y de poca calidad son entre otras algunas de las características de los alimentos chatarra, por lo cual se han convertido en los más buscados sobre todo en ambientes familiares y escolares.
Los hábitos y horarios de alimentación en las zonas urbanas donde la producción de alimentos está industrializada han creado un ambiente obesogénico, que se traduce en un problema de salud pública.
"La producción industrial esta dando lugar a que estos alimentos procesados ultra procesados a crear un ambiente obesogénico y esto lo juntamos con el sedentarismo con la falta de ejercicio, hay tres tipos de alimentos que desencadenan respuestas de aceptación porque desencadenan reacciones de aceptación en el cerebro que tiene que ver con lo dulce, lo salado, lo grasoso, que proporcionan un placer adictivo".
La variedad de sitios de venta hace accesibles estos productos para amplios sectores, y la publicidad fomenta la idea de que lo nutritivo no es tan importante, sino lo divertido, sabroso o de buena textura. Las principales características de la comida chatarra son precios accesibles, conservadores, etiquetado llamativo y su sabor.
"Somos adictos a la comida chatarra y están hechos estos productos no para satisfacer necesidades nutricionales, sino para que se conserven mucho tiempo y generen el deseo de consumismo."
El consumo de alimentos chatarra y refrescos entre jóvenes se inicia desde la infancia, en ambientes familiares y escolares, y se relaciona con ocasiones festivas, por lo que los alimentos chatarra se privilegian por encima de los valores nutricionales.