Amnistías ¿nueva vida?

La puesta en libertad por amnistía ha permitido que cientos de personas salgan de centros penitenciarios; sin embargo, su transición a la vida en libertad presenta importantes lagunas.

Entre el 31 de agosto de 2024 y el 29 de agosto de 2025 se concedieron 479 beneficios de amnistía a nivel nacional. En el Estado de México desde el 6 de enero de 2021 a marzo de 2025, se han otorgado 3 mil 366 amnistías.

No obstante, pese al volumen de casos atendidos, especialistas advierten que las personas excarceladas carecen de acompañamiento para acceder a empleo, salud o vivienda, lo que dificulta su reinserción y las expone a regresar a contextos de vulnerabilidad.

ONG y académicos coinciden en que se requieren protocolos de reinserción que incluyan evaluación individualizada, capacitación y vinculación laboral con seguimiento, acceso a servicios de salud, vivienda transitoria o subsidios y fortalecimiento de redes comunitarias. Sin estos componentes, la amnistía corre el riesgo de convertirse en libertad sin protección, es decir, en abandono.

Un caso que ilustra esta realidad es el de Francisca Hernández, originaria de Hueypoxtla, Estado de México. Acusada en 2017 de homicidio calificado, pasó dos años en prisión y, tras la experiencia traumática de su detención y proceso penal, el miedo marcó profundamente su vida.

Desde su liberación, Francisca no recibió ningún tipo de apoyo por parte del Estado; fueron ella y su hija quienes asumieron por completo el proceso de recuperación, buscando atención, estabilidad y contención emocional por sus propios medios.

Garantizar la verdadera reinserción no depende solo de abrir las puertas de un centro penitenciario, sino de construir condiciones dignas para que nadie quede a la deriva tras recuperar su libertad y ofrecerles las herramientas necesarias para no volver a caer en los mismos escenarios.