El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, un periodo de preparación espiritual previo a la Semana Santa.
Durante esta jornada, miles de fieles acuden a templos y parroquias para recibir la ceniza en la frente, un acto que simboliza la reflexión, el arrepentimiento y la renovación de la fe.
Es en el templo del Carmen donde, previo al Miércoles de Ceniza, se elabora cuidadosamente la ceniza que marcará el inicio de la Cuaresma. Su origen se remonta al Domingo de Ramos del año anterior, cuando los ramos bendecidos, símbolos de júbilo y esperanza, son resguardados hasta este momento sagrado.
En un rito solemne, estas palmas son consumidas por el fuego, transformándose en un fino polvo negro, un color único que solo se obtiene de ellas, como si en sus cenizas permaneciera el eco de las oraciones y la fe de quienes las sostuvieron.
Al término de la quema, las cenizas son recolectadas con delicadeza y preparadas para su bendición, de esta manera, se conservarán puras para ser impuestas sobre la frente de los fieles.
Es aquí donde la fe se convierte en un símbolo palpable, un recordatorio de nuestra vulnerabilidad y la oportunidad de renovarnos. La ceniza, preparada con esmero, no solo marca el inicio de la Cuaresma, sino también un momento de reflexión personal y colectiva, invitando a la introspección y el cambio. En cada persona que recibe la ceniza, se renueva el compromiso con el crecimiento y la transformación.