Después de la sacudida que representó la crisis sanitaria por COVID-19, el paradigma de atención médica en México se transformó.
La llamada hospitalización domiciliaria ha ganado terreno como una opción viable y preferida para pacientes que requieren atención médica continua, pero que desean evitar la estancia prolongada en un hospital.
De acuerdo con Knowable Magazine, esta preferencia creciente se sostiene sobre varios pilares: la comodidad del entorno familiar, la reducción de costos y la atención personalizada, sobre todo en casos de enfermedades crónicas, postoperatorios o cuidados paliativos.
En el caso específico del Estado de México, los motivos económicos pesan con fuerza. Según cifras de la aseguradora Quálitas, un día de hospitalización para personas sin seguridad social puede costar 8 mil pesos diarios, mientras que el acceso a terapia intensiva puede ascender a 40 mil pesos por día.
En situaciones más complejas, los costos totales pueden llegar incluso a 400 mil pesos, una cifra impagable para muchas familias mexiquenses.
Especialistas en gerontología coinciden en que este enfoque puede traer beneficios significativos para pacientes de la tercera edad o en etapa terminal. Estar rodeado de seres queridos, en un entorno conocido y adaptado a sus necesidades, puede contribuir notablemente al estado de ánimo, la estabilidad emocional y el bienestar general del paciente.
La atención médica en el hogar representa una evolución en la forma en que se brinda el cuidado de la salud, ofreciendo una alternativa cómoda, segura y económicamente viable para un número creciente de pacientes