El arte del circo: el destino bajo la carpa

El circo es un universo paralelo donde la magia se convierte en realidad, donde el cuerpo humano se mide con lo imposible y donde para quienes lo habitan, es un modo de vida y una herencia bajo la certeza de que el arte más noble es el de hacer felices a los demás.

Ese camino lo conocen bien los payasos Paquin Jr. y Angelo, quienes reconocen lo certero del destino. Paquin Jr. es miembro de una segunda generación de artistas. Tenía un futuro distinto: estudió administración de empresas. Sin embargo, a los 23 años decidió abrazar lo que él llama su felicidad: enfundarse en la nariz roja y el maquillaje para despertar sentimientos en el espectador.

Siguiendo esa misma ruta, su hijo Angelo se convirtió en la tercera generación dentro de este legado familiar. A diferencia de muchos artistas que buscan separar al personaje de la persona, él confiesa que su payaso no es más que una versión exagerada de sí mismo, una forma amplificada de su esencia.

Pero en este escenario no están solos. Junto a ellos conviven trapecistas, malabaristas y artistas de talla internacional que llevan sus cuerpos al límite, que sacrifican físico y aliento para demostrar la grandeza del ser humano.

Porque, en el fondo, detrás del telón y los reflectores, la vida del circo no es otra cosa que una declaración de amor a la risa, al asombro y a la certeza de que el destino siempre se abre paso para cumplir lo que uno está llamado a ser.