La riqueza artesanal del Estado de México sigue latente en cada costura, corte y diseño de sus piezas de cuero. Desde municipios como San Mateo Atenco, Sultepec o Villa del Carbón, artesanas y artesanos mexiquenses mantienen viva una tradición que fusiona identidad, oficio y creatividad.
Con materiales como piel animal y cuero vegetal (este último obtenido del nopal), maestras y maestros del arte del cuero dan vida a objetos únicos que abarcan desde lo utilitario hasta lo estético. Esta tradición forma parte de la Talabartería y Peletería, una de las 13 ramas artesanales impulsadas por el Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM), y cuya especialización abarca la fabricación de sillas de montar, cinturones, chamarras, bolsos, carteras, botas y más.
Aunque esta rama ha estado históricamente ligada a contextos rurales y ecuestres, en la actualidad se adapta con éxito a nuevas tendencias urbanas y contemporáneas, priorizando la personalización y el diseño a la medida. Cada pieza representa no solo una función práctica, sino también la historia y el saber de generaciones.
El padrón del IIFAEM registra mil 797 personas artesanas dedicadas a esta labor: mil 170 hombres y 627 mujeres, principalmente en municipios como Toluca, Coacalco, San Mateo Atenco, Sultepec y Villa del Carbón.
La Secretaría de Cultura y Turismo del Estado de México promueve esta actividad no solo como una expresión del patrimonio cultural intangible, sino también como un motor económico con alto potencial de desarrollo. Adquirir una pieza artesanal en cuero es una forma de apoyar al talento local y de valorar el trabajo minucioso detrás de cada objeto.
En un mundo cada vez más interesado en el diseño sustentable y ético, el cuero vegetal se abre paso como alternativa ecológica, permitiendo que esta tradición evolucione sin perder sus raíces. El arte del cuero mexiquense demuestra que la innovación y la herencia pueden convivir para proyectar el valor cultural del estado hacia el futuro.