A pesar de representar una alternativa positiva frente al cambio climático, las ventas de vehículos eléctricos (VE) han comenzado a desacelerarse en diversos mercados clave como México, Estados Unidos y Europa.
Lejos de mantener el ritmo de crecimiento acelerado que los había caracterizado en años anteriores, la industria enfrenta hoy una serie de obstáculos que han frenado su expansión.
En México, de acuerdo con cifras del INEGI, durante el primer trimestre de 2025 se reportó una disminución del 15.4% en la venta de vehículos eléctricos, con apenas 4 mil 324 unidades colocadas.
Por su parte en el Estado de México, uno de los principales consumidores de este tipo de automotores, la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores reportó una caída del 53% en la venta de autos híbridos y eléctricos. Este desplome resulta especialmente significativo, ya que dicha entidad ocupa el segundo lugar en consumo de vehículos eléctricos a nivel nacional.
Por un lado, los consumidores han expresado su frustración ante la falta de renovación en el catálogo de modelos eléctricos, a esto se suma la creciente competencia entre fabricantes tradicionales y nuevos actores del mercado, así como una infraestructura de recarga todavía desigual y poco eficiente en muchas regiones.
Esta situación plantea un contraste de las expectativas trazadas en agendas como la 2030, que preveían una adopción masiva de vehículos eléctricos a corto plazo. En el panorama actual el entusiasmo por este tipo de vehículos se ha moderado considerablemente, lo que sugiere que la transición hacia una movilidad completamente eléctrica podría tardar décadas, no años.
Así, mientras los autos eléctricos prometían ser los protagonistas de una revolución silenciosa sobre el asfalto, hoy su motor avanza con menos fuerza de la esperada.