Los impuestos ecológicos, también conocidos como impuestos ambientales o "verdes", son instrumentos económicos cuyo objetivo principal es gravar actividades con impacto ambiental negativo. Estos gravámenes operan bajo el principio "quien contamina, paga", con lo que se busca que quienes generan externalidades negativas asuman el costo económico de su impacto ambiental.
De acuerdo con estimaciones del gobierno mexiquense, los ingresos por concepto de impuestos ecológicos para el ejercicio fiscal 2025 se proyectan en 290 millones 906 mil 934 pesos, lo que representa un aumento del 15.3% respecto a los 252 millones 186 mil 318 pesos recaudados en 2024
El panorama de los impuestos ecológicos en el Estado de México incluye diversas figuras fiscales dirigidas a gravar actividades como la emisión de gases contaminantes, la disposición y confinamiento de residuos, y la contaminación del agua.
El cálculo de los impuestos varía según el tipo de actividad gravada. Para el Impuesto a la Emisión de Gases Contaminantes, se establece una cuota de 58 pesos por tonelada de dióxido de carbono equivalente liberada a la atmósfera.
En el caso del Impuesto a la Disposición, Confinamiento y Almacenamiento de Residuos, la cuota se fija en 100 pesos por tonelada de residuos generados.
Por su parte, el Impuesto Ecológico sobre Agua se calcula en función de la cantidad de agua afectada por contaminantes vertidos en descargas industriales, donde la cuota base es de 108 pesos por metro cúbico afectado, y puede variar según la naturaleza del contaminante.
Los impuestos ecológicos en el Estado de México representan una apuesta estratégica para enfrentar los retos ambientales de la entidad.