En el corazón del Estado de México, el Valle de Toluca se erige como un polo industrial y residencial, pero también como un territorio vulnerable ante el robo de autopartes. Este delito, que opera en la sombra de la noche y con una eficiencia alarmante, no solo deja a conductores varados, sino que alimenta un mercado negro millonario.
Entre enero y febrero de 2025, el Estado de México registró 507 carpetas de investigación por robo de autopartes, posicionándose como la segunda entidad con mayor incidencia a nivel nacional, solo por detrás de la Ciudad de México. De estas denuncias mexiquenses, 53 corresponden a Toluca, lo que la convierte en el municipio con la mayor incidencia en toda la entidad, superando a Tlalnepantla, Naucalpan y Nezahualcóyotl
En cuestión de minutos o incluso segundos, los delincuentes remueven piezas clave. Las más codiciadas incluyen faros, espejos laterales, parrillas frontales, cofres y baterías, elementos fáciles de revender en el mercado informal.
De acuerdo con datos de la Fiscalía Mexiquense, en un 98% de los casos reportados estos hurtos se cometen sin violencia, aprovechando la oscuridad, el bajo alumbrado público y la escasa vigilancia en estacionamientos o calles solitarias
En un contexto donde la movilidad es esencial para el día a día, el desmantelamiento rápido de vehículos estacionados se ha convertido en una plaga que erosiona la confianza ciudadana.