En el Estado de México, nacer en la pobreza significa, para la mayoría, morir en la pobreza. La promesa de que "echándole ganas" se puede salir adelante choca con una realidad dura y persistente.
La movilidad social, definida como "el hecho de que una persona alcance un nivel de ingreso o un grado educativo mayor o menor que el de sus padres", según el informe Movilidad Social en México 2025, muestra que 7 de cada 10 mexicanos que nacen en los hogares con menores recursos económicos permanecen en condición de pobreza por ingresos durante toda su vida.
En el Estado de México, al cierre de 2024, el 31.2% de la población vivía en situación de pobreza multidimensional. Esto equivale a más de 5 millones de mexiquenses, de acuerdo con los resultados de la Medición de la Pobreza Multidimensional publicados por el INEGI
La capital, Toluca, ejemplifica con crudeza la magnitud del problema. Con una población cercana al millón de habitantes, 511 mil personas es decir, el 51.8% viven en pobreza, según el Informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2025. Paradójicamente, aunque el municipio es catalogado con "muy bajo" rezago social, la mitad de su población enfrenta carencias estructurales que limitan sus posibilidades de ascenso económico y social.
Si la movilidad social fuera representada como una escalera, la mitad de los mexiquenses que nacieron en la parte más baja no logró subir ni un solo escalón en toda su vida adulta, mientras que un 28% apenas alcanzó subir uno.
En otras palabras, las reglas del juego están diseñadas para que unos pocos asciendan mientras la mayoría permanece atrapada en la base de la pirámide.