Mientras en los discursos oficiales se insiste en la unidad nacional y en el orgullo de ser mexicanos, en las calles la percepción es mucho más diversa. Niños, jóvenes y adultos consultados coinciden en que la identidad mexicana es motivo de orgullo, pero también un recordatorio de los problemas que aquejan al país.
Estas voces ciudadanas muestran una dualidad que se refleja también en los datos. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020, el 87.7 por ciento de las personas en México se sienten orgullosas de su país, principalmente por su historia y sus tradiciones. Sin embargo, la misma encuesta revela que la corrupción y la inseguridad se perciben como los principales problemas nacionales.
En 2023, el INEGI reportó que el 60 por ciento de la población considera la inseguridad como el mayor reto del país, seguido de la corrupción con un 48 por ciento y la pobreza 36 por ciento. datos que contrastan con los discursos oficiales de unidad y bienestar, mostrando que el orgullo nacional convive con un fuerte desencanto hacia las instituciones y las condiciones sociales.
En el Estado de México, la entidad más poblada del país, la riqueza cultural y las tradiciones conviven con problemas sociales. Según ENVIPE 2024, el 87.3 por ciento de la población se siente insegura, y la tasa de desocupación alcanza el 3.3 por ciento, lo que refleja que el orgullo por la identidad mexicana coexiste con desafíos cotidianos importantes.
A pesar de ello, ser mexicano se vive con orgullo, pero también con frustración en lo social. Entre el mariachi y la gastronomía, el fútbol y las fiestas patrias, también aparecen la violencia, la desigualdad y la falta de oportunidades.
Aun con altibajos, los mexicanos continúan construyendo su vida día a día, enfrentando desafíos y celebrando logros. Entre momentos de orgullo y de crítica, su identidad y amor por el país permanecen vivos, recordando que ser mexicano es un sentimiento que se vive, se comparte y se sostiene a pesar de las dificultades.