Ante el persistente aumento de precios en México, la inflación sigue golpeando directamente el bolsillo de los consumidores.
La escalada en el costo de productos básicos ha obligado a las familias mexicanas a modificar sus hábitos de consumo, en busca de alternativas más económicas que les permitan sobrellevar el impacto en su economía diaria.
De acuerdo con un estudio realizado por FY Future Consumer, el 43 por ciento de los consumidores mexicanos han optado por elegir marcas más baratas o de calidad similar, mientras que el 35 por ciento ya no consideran la marca como un factor decisivo al momento de comprar.
Durante la primera quincena de marzo de este año, según datos del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), el estado de México registró una inflación del 0.56 por ciento, mientras que en Toluca, el incremento fue de 0.63 por ciento. Aunque en la primera quincena de junio se reportó una disminución, con cifras a la baja de 0.17 por ciento a nivel estatal y de 0.24 por ciento en Toluca, el impacto acumulado sigue siendo un desafío para la economía de los hogares.
Según la economista Silvia Álvarez, las familias han tenido que adaptarse a adquirir nuevas marcas más económicas, dejando de lado en muchas ocasiones la lealtad a las marcas tradicionales. A nivel nacional, solo el 19 por ciento de los consumidores participa en programas de lealtad y recompensas, mientras que el 42 por ciento considera que las mejoras en los productos son en realidad tácticas de reducción de costos que afectan la calidad.
Hoy en día, la prioridad es encontrar el mejor valor por su dinero, dejando en segundo plano la preferencia por productos de marcas reconocidas.