Durante 2024, México ha intensificado su adopción de herramientas basadas en Inteligencia Artificial (IA), tanto en el sector público como en el privado. Según el más reciente informe de la Asociación Mexicana de la Industria de Tecnologías de Información (AMITI), el uso de IA creció un 37 por ciento con respecto al año anterior, con aplicaciones en áreas como atención al cliente, análisis de datos, seguridad, salud y educación.
El Estado de México no ha sido la excepción: universidades, empresas y gobiernos locales han comenzado a implementar soluciones automatizadas que, aunque prometen eficiencia y ahorro, también encienden una alerta sobre el futuro de ciertos empleos.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó el informe La IA generativa y los empleos, basado en más de 400 categorías laborales del sistema ISCO-08.
El estudio clasifica los empleos no solo por sector, sino por el tipo de tareas que realizan, revelando que la Inteligencia Artificial impacta con mayor fuerza en trabajos con funciones repetitivas, estructuradas y digitalizables.
Los empleos más expuestos son los capturistas de datos, auxiliares contables y administrativos, analistas financieros, ejecutivos de call center, desarrolladores web y agentes de bolsa, los cuales podrían ser parcial o totalmente reemplazados en los próximos años.
De acuerdo con la especialista en ingeniería Sol González , la Inteligencia Artificial debe entenderse como una herramienta que complementa el trabajo humano, no como su reemplazo directo. Además la OIT destaca que pocas ocupaciones están completamente expuestas a la automatización, ya que la mayoría combina tareas que pueden ser asumidas por sistemas generativos con otras que aún requieren juicio, creatividad o interacción humana. En lugar de desaparecer empleos, la IA está modificando su estructura interna: funciones rutinarias pueden ser automatizadas, mientras que las tareas especializadas cobran mayor relevancia.
Ante este panorama, la capacitación constante y la actualización de habilidades se vuelven esenciales para que los trabajadores puedan adaptarse a los cambios, aprovechar las nuevas tecnologías y mantenerse vigente en un entorno laboral cada vez más dinámico y digital.