La intersección entre la política y la Fe en el EDOMEX

En el Estado de México, el mercado espiritual se erige como un pilar invisible pero decisivo en la arena política local. Este fenómeno abarca desde las instituciones religiosas formales hasta prácticas informales, donde iglesias, templos y figuras como curanderas operan como catalizadores de influencia social, movilizando votantes y facilitando negociaciones opacas.

Con aproximadamente 13.36 millones de católicos, cerca del 80% de la población, aunque con una disminución del 7% en la última década, la Iglesia Católica mantiene una red extensa de parroquias que funcionan como centros de organización comunitaria.

En las elecciones de 2024, obispos y sacerdotes locales emitieron llamados a la paz y contra la infiltración del crimen organizado, influyendo en el discurso electoral. La Conferencia del Episcopado Mexicano promovió compromisos con candidatos para fomentar la no violencia, convirtiendo templos en foros de diálogo que sutilmente alinean feligreses con agendas conservadoras.

Más allá de las estructuras formales, el mercado espiritual informal integrado por sacerdotes independientes, pastores carismáticos, curanderos, santeros, tarotistas y energéticos ejerce una influencia paralela. La ausencia de regulación permite opacidad:

En municipios rurales como los Altos de Morelos, estos actores negocian favores políticos a cambio de movilizar votantes indígenas.

En 2024 se registraron 1,350 ataques a iglesias nacionales, muchos vinculados a disputas por control territorial. Aunque el 10.47% de la población se declara sin afiliación religiosa, el 61% cree en "algo espiritual" más allá de lo natural y el 88% participa ocasionalmente en rituales.