Este domingo 1 de junio, por primera vez en la historia del país, más de 2 mil 600 jueces y magistrados, incluidos quiénes integrarán la Suprema Corte de Justicia de la Nación, serán elegidos directamente por la ciudadanía.
Este ejercicio sin precedentes marca una transformación radical del sistema judicial mexicano, que pasará de ser un modelo de nombramientos institucionales a uno basado en el voto popular.
Además de los cargos judiciales federales, la población mexiquense deberá votar por cuatro puestos locales, por lo que cada persona recibirá diez boletas: seis para cargos federales y cuatro para el ámbito estatal. A nivel local, se elegirán 91 cargos judiciales, entre ellos:
Uno de los principales temores entre especialistas y organizaciones civiles es que la medida termine por otorgar un mayor poder al partido gobernante. Además, un sistema de elección directa podría facilitar que candidatos sin preparación técnica, pero con carisma político o respaldo financiero turbio, accedan a puestos clave en el sistema de justicia colonizando espacios que deberían ser neutrales.
En el Estado de México, la jornada electoral tendrá un peso especial. Con 13.2 millones de electores registrados, la entidad cuenta con el padrón más grande del país y estimaciones preliminares sugieren que entre el 13 y el 20 por ciento del electorado podría acudir a las urnas para emitir su voto en estas elecciones judiciales.
Este experimento, que algunos celebran como democratizador y otros temen como autoritario, pondrá a prueba la madurez de una democracia que sigue en construcción.