En el Estado de México la inseguridad no siempre se mide por los grandes crímenes mediáticos ni por los golpes al narcotráfico. El verdadero pulso del miedo cotidiano late en las calles, en los camiones, en los negocios y dentro de los hogares, donde los robos, los asaltos, los fraudes y las extorsiones son parte del día a día de millones de mexiquenses.
Durante el primer semestre de 2025 se denunciaron 179 mil 150 delitos del fuero común en el Estado de México. La mayoría corresponden a robos, lesiones y violencia familiar.
El robo, en cualquiera de sus modalidades, fue el delito más recurrente: 52 mil 321 denuncias en solo seis meses. Las cifras incluyen robos de vehículos, asaltos en transporte público, hurtos a transeúnte, a negocios, a casa habitación, de motocicletas, de autopartes y en transporte de carga.
Sin embargo y de acuerdo con el INEGI, más del 90% de los delitos en el Estado de México no se denuncian, lo que deja fuera del registro oficial una realidad mucho más cruda.
En municipios como Toluca y Metepec, la inseguridad continúa marcando el ritmo de la vida cotidiana. En la capital mexiquense, cinco colonias concentran el 14% de los 810 incidentes de violencia registrados durante el año: San Sebastián, Vértice, De Jesús 1ª Sección, Pueblo Nuevo II, Moderna de la Cruz I y Seminario 4ª Sección I. La violencia familiar representa cerca del 80% de los casos, con picos durante las tardes y noches de fines de semana.
Mientras las autoridades estatales presumen una supuesta "disminución histórica" en los delitos de alto impacto, la percepción social apunta a otra realidad. Los mexiquenses, en su día a día, viven con la constante sensación de peligro al salir de casa, de camino al trabajo o incluso dentro de sus propios hogares.