Ley de amnistía le da un nuevo comienzo a Longino Zetina

La madrugada en prisión es, para muchos, la hora más oscura, pero para Don Longino Celestino Zetina Reyes, cada amanecer tras las rejas era un recordatorio constante de la injusticia que lo había apartado de su vida por 14 años y cuatro meses.

 Acusado de un homicidio que no cometió, este hombre nahuatl, originario de San Pedro Tlanixco, en el municipio de Tenango, despertó día tras día a las 4 am, entre el frío y el hambre. Sin embargo, su fe, inquebrantable, lo mantuvo en pie, confiado en una justicia más grande, la divina, cuando la del hombre le había dado la espalda.

El 5 de enero de 2021, un nuevo capítulo se abrió en el Estado de México con la entrada en vigor de la Ley de Amnistía del Estado de México, esta ley representó un faro de esperanza para muchos, estableciendo las condiciones para liberar a personas vinculadas a proceso o condenadas por delitos que fueran indígenas o afromexicanos.

Fue así como, el 1 de julio de 2025, Don Longino Celestino abandonó finalmente la prisión, beneficiado por este mecanismo de amnistía. Al abandonar la prisión, lo primero que hizo fue fundirse en un abrazo con Fortunata Hinojosa, su esposa quien se convirtió en la fuerza motriz de su libertad, el eco de una esperanza que nunca se apagó.

Más de 20 días han pasado desde que Don Longino Celestino recuperó su libertad, y con ella, la posibilidad de retomar el oficio que heredó de su padre: la albañilería. Se siente, dice, como un niño en su primer día de clases, volviendo a sostener sus herramientas después de 14 años de ausencia.

Si bien el amor por su familia es lo que le hace sentir el corazón completo, los recuerdos de sus días en prisión persisten como cicatrices de un sistema judicial que le dio la espalda por ser indígena. Sin embargo, el deseo de vivir plenamente y recuperar el tiempo perdido es una fuerza sanadora que impulsa su camino hacia adelante.