En el corazón de la capital mexiquense, existe una tradición que se ha resistido al paso del tiempo y se ha convertido en un símbolo icónico de la región: "Los moscos". Este licor a base de naranja fue creado por Don Adolfo Almazán hace casi un siglo en su establecimiento "La miniatura", ubicado en los portales de Toluca.
Desde su creación en el año de 1924, Los Moscos han deleitado a los paladares locales dando vida a su nombre, ya que la gente se quedaba picada ante su distintivo sabor a naranja.
Con cuatro variantes, cada una cuidadosamente elaborada para satisfacer diferentes gustos y ocasiones, Los Moscos se ha ganado su lugar en la cultura toluqueña. La clasificación "A" con un 19% de alcohol es especialmente apreciada por las damas, mientras que los jóvenes se aventuran con la versión "AL" que ostenta un 31% de alcohol. Los caballeros prefieren la robustez de "ALM" con un 43%, y para las suegras exigentes, "ALMA" con un 45% de alcohol es la elección perfecta
El proceso de elaboración de este licor es una mezcla de arte y paciencia. Las cáscaras de naranja son meticulosamente maceradas en espíritu, luego el líquido resultante se almacena en barricas de roble durante 9 a 12 meses. Este período de reposo en barricas otorga al licor su complejidad y suavidad, creando un producto final que es más que una simple bebida; es una experiencia sensorial que captura la esencia misma de Toluca.
La continuidad del legado de Los Moscos ha sido posible gracias a la dedicación y pasión de tres generaciones de la familia Almazán. A medida que el negocio se prepara para celebrar su centenario, es innegable que Los Moscos se ha convertido en un patrimonio toluqueño y mexiquense.