Se dice con orgullo que los mexicanos somos creativos por naturaleza: ingeniosos para resolver problemas, innovadores en lo cotidiano y con una chispa única para encontrar soluciones donde otros ven obstáculos.
Sin embargo, esta percepción contrasta con una realidad poco conocida: en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), sólo alrededor del 4 por ciento de las patentes registradas en México son otorgadas a mexicanos, mientras que el 96 por ciento restante corresponde a extranjeros.
En 2024, el IMPI otorgó 694 patentes a mexicanos, la cifra más alta en 30 años.
En el Estado de México, el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (COMECYT) ha intensificado sus esfuerzos para fomentar la cultura de la propiedad intelectual. Durante 2024, se otorgaron 2,248 asesorías a proyectos de desarrollo tecnológico en materia de propiedad intelectual e innovación, beneficiando a inventores independientes, instituciones educativas y MIPYMES.
A pesar de los esfuerzos institucionales, persisten desafíos estructurales que impiden que las ideas innovadoras de los mexiquenses se consoliden como patentes registradas y protegidas.
La falta de seguimiento, financiamiento adecuado y acompañamiento técnico especializado continúa siendo un obstáculo para transformar los proyectos en invenciones formalmente reconocidas.
Además, la limitada difusión de información, el escaso apoyo institucional y las barreras económicas y educativas siguen restringiendo la capacidad de muchos inventores para proteger legalmente sus creaciones y llevarlas al mercado. Por ello investigadores han mencionado que es necesario una política pública más integral, que no solo impulse las solicitudes, sino que garantice el éxito del proceso completo de innovación.