En la agricultura moderna, los pesticidas desempeñan un papel crucial para proteger los cultivos de plagas que podrían dañarlos o destruirlos. Actualmente, se utilizan más de 1,000 tipos de plaguicidas en todo el mundo con el objetivo de asegurar la disponibilidad de alimentos.
Existe una creencia común entre la población que clasifica a los pesticidas como "seguros" o "peligrosos". Sin embargo, todos los productos químicos, incluidos los plaguicidas, tienen el potencial de ser dañinos.
El riesgo asociado con el uso de plaguicidas depende de varios factores: el tipo específico del químico, la cantidad aplicada, la frecuencia de aplicación y quién o qué entra en contacto con él.
La población más vulnerable está constituida por quienes tienen contacto directo y frecuente con estos productos. Esto incluye principalmente a trabajadores agrícolas encargados de aplicar los pesticidas.
De acuerdo con el más reciente Censo Agropecuario del INEGI, en el Estado de México, alrededor del 4.7% de la población económicamente activa se dedica al sector primario, con una clara predominancia de la agricultura. Esto representa un grupo importante de trabajadores que está potencialmente expuesto a los efectos nocivos de los plaguicidas.
Investigaciones como las de Cancer Fact Finder han encontrado vínculos entre la exposición a pesticidas y varios tipos de cáncer, incluyendo leucemia, linfoma no Hodgkin, y cánceres de pulmón, colon, páncreas, vejiga y próstata. Estos riesgos no solo afectan a quienes los aplican, sino también a los consumidores.
La seguridad alimentaria no debe comprometer la salud de quienes producen ni de quienes consumen.