Cada vez son más las parejas jóvenes que toman una decisión que rompe con las expectativas tradicionales: no tener hijos o postergar la maternidad y la paternidad.
En este contexto ha cobrado fuerza el término DINKY (o simplemente DINK), acrónimo del inglés Double Income, No Kids o No Kids Yet, que se traduce como "doble ingreso, sin hijos" o "sin hijos por el momento".
Para muchas parejas jóvenes, la idea tradicional de una familia conformada por padre, madre e hijos ha quedado atrás. Hoy, una familia puede estar integrada por dos personas adultas que se acompañan mutuamente.
Uno de los motivos más recurrentes detrás de esta tendencia es el costo que representa tener y criar a un hijo. Muchos jóvenes consideran que los sueldos actuales no permiten ofrecer una estabilidad financiera. Según un estudio del Tecnológico de Monterrey, la crianza y mantenimiento de un hijo desde su nacimiento hasta los 18 años puede costar, en promedio, 7 millones de pesos.
De acuerdo con datos del INEGI, en 2010 una mujer del Estado de México tenía en promedio 2.6 hijos. Para 2016 la cifra bajó a 2, y en 2018 se redujo aún más, a 1.82. En 2023, según las cifras más recientes del Consejo Estatal de Población del Estado de México, el promedio fue de apenas 1.6 hijos por mujer.
Para Alejandro Gutiérrez Cedeño, coordinador del Centro de Estudios y Servicios Psicológicos Integrales de la Universidad Autónoma del Estado de México, el deseo de no tener hijos también responde a un cambio en las prioridades de vida. Viajar, seguir estudiando, especializarse en el ámbito profesional, emprender o simplemente gozar de la independencia.
La generación DINKY no niega la posibilidad de tener hijos en el futuro, pero sí reconfigura el cuándo y el por qué.