Aunque las policías estatal y municipales del Estado de México están concebidas como cuerpos de seguridad preventiva, en la práctica su actuación sigue siendo mayoritariamente reactiva.
La evidencia muestra que, más que anticiparse al delito, las corporaciones responden cuando éste ya ocurrió.
Según el Censo Nacional de Seguridad Pública Estatal 2024 del INEGI, indican que aunque la prevención del delito es la función principal reportada a nivel nacional, en el Estado de México la operación policial muestra limitaciones importantes. La entidad registró 13 mil 968 acciones preventivas, frente a mil 816 de reacción y 480 de investigación, pero no reportó funciones de proximidad social, un componente clave para una prevención efectiva basada en el vínculo con la comunidad.
A pesar de estas acciones, la percepción ciudadana sigue siendo negativa. Solo 25.4% de la población mexiquense considera segura su ciudad, y en las ocho ciudades del estado evaluadas por la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana entre las que se encuentra él municipio de Toluca, el 65 por ciento no tiene expectativas favorables sobre la seguridad en el corto plazo, lo que refleja una brecha importante entre las acciones institucionales y la confianza de la población.
A este problema operativo prevenir poco y reaccionar mucho se suma el tema presupuestal. Para 2025, el Estado de México asigna más de 33 mil 700 millones de pesos a seguridad pública, de los cuales más de 21 mil 500 millones se destinan al fortalecimiento de las corporaciones policiales. Sin embargo, este aumento sostenido en los recursos no se ha reflejado en una estrategia que privilegie la prevención. Por el contrario, la mayor parte del presupuesto sigue orientándose a tareas operativas y reactivas, mientras continúan ausentes modelos sólidos de prevención comunitaria, inteligencia policial y presencia territorial capaz de anticipar el delito en lugar de actuar únicamente cuando ya ocurrió.
La seguridad en el Estado de México permanece atrapada en un modelo que no logra romper el círculo de la respuesta tardía. Mientras no se reoriente la estrategia hacia la construcción de confianza, la recuperación del espacio público y la reducción de las causas del delito, cualquier avance será frágil y temporal.