La gentrificación es un fenómeno urbano que, bajo la apariencia de progreso y modernidad, ha comenzado a transformar de manera profunda el rostro de muchas ciudades mexicanas. Se trata de un proceso en el que determinados barrios o zonas urbanas reciben una "actualización" en su infraestructura, lo que atrae a personas con mayor poder adquisitivo.
En México, este fenómeno no sólo afecta al espacio físico, sino también a los símbolos, tradiciones y costumbres que conforman la identidad nacional.

En el Estado de México, este fenómeno se ha concentrado especialmente en cuatro municipios: Valle de Bravo, Metepec, Malinalco y Naucalpan, identificados por investigaciones académicas y reportes institucionales como puntos críticos de gentrificación.
En algunos casos, la gentrificación va más allá del desplazamiento físico: implica también una apropiación simbólica de la cultura, donde no sólo se modifica el paisaje urbano: se erosionan las tradiciones y los rituales cotidianos que sostenían el tejido social.
De acuerdo con el investigador en interculturalidad y fenómenos sociales, el Dr. Felipe Gonzalez Ortiz este es un proceso que, aunque se disfraza de "desarrollo económico local", ha puesto en aprietos a las comunidades originarias: no solo por el desplazamiento territorial, sino también por la discriminación simbólica y social que experimentan quienes permanecen

Así, la autenticidad se convierte en un producto de consumo, un decorado para la experiencia del turista. Lo que antes era una expresión viva de identidad, ahora se empaqueta, se vende y se exporta como una postal