En el Estado de México hay ocho presas de uso agrícola, estas son, la Danxhó, ubicada en Jilotepec; la presa San Andrés Tepetitlán, en San Felipe del Progreso; la Taxhimay, de Villa del Carbón; La Concepción, en Tepotzotlán; El Molino y Ñadó, situadas en Aculco; la Francisco José Trinidad Fabela, en Atlacomulco, y la Huapango en Timilpan.
Estas presas se abastecen principalmente de la captación de agua de lluvia y su uso se limita a llevar cantidades necesarias de agua mediante diversos métodos o sistemas a los cultivos y superficies agrícolas, humedeciendo el suelo hasta la profundidad que requiera el cultivo.
El promedio anual de estas presas ha ido en declive; en 2023 cinco de estas presas cerraron el año con una capacidad menor al 50 por ciento.
La sequía severa y extrema están presentes en la entidad y afecta al 47 por ciento. Las pocas precipitaciones durante 2023 es una de las causas por las que estas presas no se encuentran en sus niveles óptimos, además de las pocas acciones para el tratamiento de aguas negras.
Datos del reporte de Almacenamiento de Agua de Presas de uso agrícola del 20 de febrero, indican que las presas de San Andrés Tepetitlán y la Taxhimay tienen de capacidad 84 y 61 por ciento respectivamente, por otra parte la presa de Danxhó tiene el 38 por ciento; el Molino 11 por ciento; Francisco José Trinidad Fabela 20 por ciento; Huapango 3 por ciento, está, posicionándose como la más baja; la Concepción con 49 por ciento y Ñadó con 27 por ciento.
Aunque por parte de la CONAGUA existe el plan Nacional Hídrico 2020 - 2024, el cual busca el mejoramiento en materia hídrica para aprovechar eficientemente el agua para contribuir al desarrollo sostenible de los sectores productivos este no ha sido del todo un acierto para el sector agrícola, pues en 2023 se efecto el 35 por ciento en ingresos netos de agricultores nivel nacional por la sequía.