A pesar de los programas, campañas y estrategias implementadas, la violencia de género continúa siendo una de las problemáticas más graves en el Estado de México. Cada día, decenas de mujeres viven agresiones físicas, psicológicas o sexuales, y muchas más enfrentan el miedo constante de convertirse en una estadística más.
Tan solo en el primer semestre de 2025, en la entidad se registraron mil 263 casos de delitos relacionados con violencia de género y mil 515 denuncias por violación simple o equiparada, de acuerdo con datos de la Fiscalía estatal.
En el Estado de México, una estrategia más surgió con el propósito de brindar seguridad a las mujeres. En municipios como Cuautitlán Izcalli, Atizapán de Zaragoza y Naucalpan, se han puesto en marcha espacios conocidos como Puntos Violeta y se han instalado botones de pánico en diversos lugares públicos, con el objetivo de ofrecer apoyo y protección inmediata a las víctimas de violencia.
Estos municipios, además, se encuentran entre las demarcaciones con Alerta de Violencia de Género activa.
A pesar de su implementación, y como ha ocurrido con otras estrategias similares, su uso y eficacia distan mucho de lo esperado, pues pocas personas saben dónde se ubican estos espacios y a decir de la maestra en Igualdad de Género Rocío Álvarez Miranda no se cuenta con personal capacitado ni con los mecanismos necesarios para atender una emergencia real.
Aun con los esfuerzos institucionales y la creación de estrategias como los Puntos Violeta o los botones de pánico, la violencia de género en el Estado de México sigue siendo una herida abierta. Álvarez Miranda refiere que estas acciones, aunque necesarias, resultan insuficientes si no van acompañadas de una atención integral, seguimiento real y políticas públicas que prioricen la prevención, la justicia y la reconstrucción del tejido social.