La quema de pastizales es una práctica común en diversas regiones agrícolas, utilizada para limpiar terrenos y preparar la tierra para nuevas siembras. Sin embargo, esta actividad tiene consecuencias significativas para la salud y el medio ambiente, especialmente en zonas donde convergen áreas urbanas y rurales, como el Valle de Toluca
El humo generado por la quema de pastizales contiene una mezcla de gases y partículas finas que pueden penetrar profundamente en los pulmones.
Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres, la exposición a este humo puede causar irritación en ojos y garganta, dificultad para respirar, ataques de asma y, en casos graves, enfermedades cardiovasculares .
En el Valle de Toluca, la mala calidad del aire es una preocupación constante. En 2024, se registraron más de 234,000 casos de enfermedades relacionadas con la contaminación del aire, incluyendo infecciones respiratorias agudas, asma y enfermedades pulmonares obstructivas crónicas . Esto equivale a un promedio de 642 casos diarios
El Valle de Toluca combina zonas urbanas densamente pobladas con áreas rurales donde la quema de pastizales es una práctica habitual. Esta proximidad agrava los efectos del humo en la población urbana. Tan solo en Toluca, se atienden anualmente hasta 500 incendios de pastizales.
Cada chispa encendida sin conciencia se convierte en una amenaza invisible, que viaja con el viento y se cuela en los pulmones de niños, adultos y ancianos por igual.