El Valle de Toluca, con una población que supera los dos millones de habitantes, se ha consolidado como la quinta ciudad más grande de México. Su crecimiento demográfico, urbano e industrial ha sido acelerado durante las últimas décadas;. Por el contrario, la movilidad cotidiana de millones de personas continúa anclada a un modelo obsoleto que prácticamente no ha cambiado desde 1980.
Microbuses, autobuses envejecidos y un esquema de concesiones disperso siguen siendo la columna vertebral del traslado diario. El resultado es una ciudad congestionada, con traslados largos, costosos y contaminantes, donde la movilidad masiva parece avanzar siempre a paso lento? o no avanzar.

En 2007, el gobierno del Estado de México anunció la implementación de un sistema de transporte articulado similar al Metrobús para el Valle de Toluca. El proyecto contemplaba una inversión cercana a los mil millones de pesos, con el objetivo de modernizar la avenida Las Torres y conectar los municipios de Lerma y Zinacantepec.
Sin embargo, con el paso del tiempo el proyecto se diluyó. Nunca se concretó, no hubo explicaciones claras ni rendición de cuentas, y terminó convertido en un fantasma urbano
No obstante, el panorama volvió a moverse el pasado mes de septiembre, cuando la Secretaría de Movilidad del Estado de México dio a conocer el proyecto para la creación de la Línea 6 del Mexibús en el Valle de Toluca, denominada ruta Zinacantepec ? San Mateo Atenco.
De acuerdo con especialistas en movilidad, la discontinuidad de proyectos y los problemas estructurales del transporte público en el Valle de Toluca responden a una combinación de factores que parten desde la Corrupción e impunidad, falta de visión metropolitana, infraestructura, transporte irregular y resistencia e intereses de transportistas locales