En la era de la tecnología desechable, donde los aparatos electrónicos se renuevan a un ritmo vertiginoso, un oficio tradicional se encuentra en peligro de extinción: la reparación de electrodomésticos.
La obsolescencia programada, estrategia que busca acortar la vida útil de los productos para incentivar su reemplazo constante, ha impactado de manera significativa a este sector.
Don José Luis Romero, un mexiquense con más de 35 años dedicado al oficio, es un ejemplo palpable de esta lucha.
Desde la temprana edad de 15 años, José Luis aprendió el arte de la reparación de electrodomésticos gracias a la amistad de su padre con un maestro en este campo. A lo largo de su trayectoria, ha presenciado la evolución de la tecnología y los cambios en los hábitos de consumo, adaptándose con ingenio y dedicación para mantener vivo su oficio.
En palabras de Don José, en el pasado "ni abasto se daba uno" ante la fuerte carga de trabajo que recibía. Sin embargo, la llegada de productos y piezas de origen chino a precios económicos ha impactado significativamente su negocio en los últimos 10 años, reduciendo su trabajo en un 50%.
Pese a las dificultades, Don José se rehúsa a rendirse. Con la pasión por su oficio intacta, continúa "talacheandole", como él mismo dice, buscando soluciones creativas para reparar aparatos que, en teoría, ya deberían haber cumplido su ciclo de vida.
En ocasiones, incluso se ve obligado a fabricar sus propias piezas, resistiendo con ingenio ante el obsoletismo característico de la era moderna.
La historia de Don José Luis Romero es un reflejo de la realidad que enfrentan miles de reparadores de electrodomésticos en México. Su lucha por mantener vivo un oficio tradicional y contribuir a la reducción de residuos electrónicos es una batalla contra la obsolescencia programada y la cultura del consumo desmedido.